Manuela Vivero, designada por la reina Isabel para que la represente durante la celebración de un auto de fe, rompe el protocolo y huye conmocionada. Los ojos de Aben Baruel se han clavado en los suyos antes del que el hombre se encaminara, con paso firme y el asomo de una sonrisa, hacia las llamas. Esa mirada es apenas un anticipo de las aventuras que Manuela vivirá tras su encuentro con el anciano rabbi, un maduro abencerraje y un joven franciscano. Ellos han sido los elegidos por Baruel para descifrar un complejo criptograma cuya solución debe conducirles al escondite del libro de Zafiro que él custodió hasta poco antes de fallecer. Gilbert Sinoué recrea la España de finales del siglo XV, cuando el amor y la comprensión aún lograban tender puentes entre las distintas culturas y arrojar una luz sobre las siniestras razones del Santo Oficio y el Estado.